• “Han sido momentos estresantes de todo tipo”, dice la enfermera María Isabel
• “Me siento orgulloso de contribuir para que se rompa con la cadena de contagios”, David Arandía, integrante de los Guardianes de la Salud
Morelia, Michoacán, a 11 de septiembre de 2020.- La propagación del COVID-19 ha resultado un desafío no solo para los sistemas de salud, también para la economía y la vida pública en el mundo, ha cambiado la forma en la que convivimos y ha integrado al cubrebocas como una medida fundamental para romper la cadena de contagios.
Dentro de los hospitales, el personal de salud es el que no ha dado tregua a la batalla por salvar la vida de hombres y mujeres que requieren atención por complicaciones provocadas por esta enfermedad.
“Ha sido difícil, desde el momento en el que nos toca estar en esa área, portar el equipo de protección personal por ocho horas, aguantar el calor que provoca y no poder ir al baño o tomar agua”, comenta la enfermera del Hospital General de Zitácuaro, María Isabel Ilagor Sandoval.
La trabajadora de la Secretaría de Salud de Michoacán (SSM), expresa que el cansancio y agotamiento, tanto físico como mental, se ha hecho presente en ella y sus compañeros.
“Han sido momentos estresantes de todo tipo, que nos ha llevado a todos en algún momento a buscar ayuda psicológica para llevar este tipo de situaciones”, comenta.
Pese a ello, no se doblega: “No tenemos otra opción que acostumbrarnos a esta forma de convivir y no olvidarnos de portar siempre nuestro cubrebocas y el lavado de manos”.
Combate en las calles
El Gobierno del Estado, a través de la SSM ha implementado diferentes acciones y programas encaminado principalmente a fomentar las medidas sanitarias de prevención entre las y los michoacanos.
Guardianes de la Salud es una de las estrategias, misma que cuenta con la participación de jóvenes coordinados por la Comisión Estatal de Protección Contra Riesgos Sanitarios (COEPRIS), quienes vigilan que en todos los establecimientos se cumplan con las normas para la Nueva Convivencia.
David Arandía es uno de los muchos jóvenes que se sumaron a este programa.
“Mi labor como Guardián consiste en revisar que los establecimientos cuenten con gel antibacterial, tapete sanitario, termómetro para medir la temperatura y sobre todo la sana distancia”, detalla.
Su trabajo no ha sido fácil, el desconocimiento de las personas y la negativa por acatar las medidas han sido una constante.
“Ha sido un poco difícil, ya que muchas personas siguen sin usar cubrebocas, los tapetes y el gel antibacterial”.
Para David lo más importante es contribuir para que menos michoacanas y michoacanos se vean afectados por esta enfermedad, “me siento orgulloso de contribuir para que se rompa con la cadena de contagios”.
Así, en los hospitales, pero también en las calles, prosigue la lucha en contra del COVID-19 en Michoacán, en la que tanto personal médico como voluntarios se han sumado para frenar la cadena de contagio.