La región de Infiernillo o Bajo Balsas, una zona llena de riquezas naturales

• La inclusión de los pobladores con su entorno es de suma importancia en la conservación de los recursos naturales: Semaccdet.

Morelia, Michoacán, a 25 de mayo de 2020.- La región de Infiernillo o Bajo Balsas es una zona de contrastes; por una parte alberga una alta riqueza biológica con notables endemismos y especies raras, pero por otra constituye una zona con muy alta marginación socioeconómica, una notable adversidad climática, además de presentar altos niveles de inseguridad, aseguró el doctor Arnulfo Blanco García, de la Facultad de Biología de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, quien habló sobre la Conservación Comunitaria de la Biodiversidad en esta zona del estado.

En su charla virtual a través de las redes sociales de la Secretaría de Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Territorial, Semaccdet, el doctor Blanco García, abundó que “ante semejante panorama socioeconómico se hace indispensable que los sectores académico y gubernamental se involucren en las actividades de conocimiento, conservación, aprovechamiento y divulgación de esta riqueza biológica y que la información sea debidamente socializada entre los propietarios y manejadores de los recursos”.

Indicó que desde hace siete años, alumnos de la materia de recursos naturales de la Facultad de Biología de la Universidad Michoacana, “han visitado los municipios de La Huacana, Churumuco y Arteaga, donde se encuentra la Reserva de la Biósfera Zicuirán- Infiernillo, para conocer proyectos de organización comunitaria, conservación y manejo de la biodiversidad, que se han implementado en la zona como base para un mejor manejo de los recursos naturales”.

Esta Reserva federal cuenta con una extensión de 265 mil hectáreas, presenta una gran biodiversidad y resguarda 253 especies de aves, 86 especies de mamíferos, 54 especies de reptiles y 15 de anfibios.

Las visitas de investigadores y estudiantes han propiciado diversas acciones participativas de los ejidos y comunidades, lo cual ha derivado en el involucramiento de la población para conservar y fomentar el conocimiento de la fauna y vegetación, además de gestionar y aplicar recursos gubernamentales para proyectos de desarrollo sustentable en las comunidades.

Gracias a lo anterior, se cuenta con comités de vigilancia para evitar la caza furtiva; la publicación de un libro que da cuenta de la riqueza natural de la zona; el impulso a la siembra de Jamaica y cactáceas con alto valor en el mercado y potencial, así como la conservación y monitoreo de la guacamaya verde, entre muchas otras.

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